domingo, septiembre 10, 2006

El Demiurgo de la Creación


LOS PODERES DEL ALQUIMISTA.
Antes que nada, hay que señalar que un Alquimista se conquista a sí mismo y logra ejercer un completo dominio sobre sus facultades antes de tratar de alterar el mundo externo. Los elementos se manifiestan como varios estados de la materia, pero también como varios niveles del ser, y nadie comprende mejor las conexiones entre ambos que aquel que en la práctica ha controlado o trabajado para lograr el control de los elementos internos desde un principio (y sobre todo aquel que ha logrado influir sobre el quinto elemento que les da sentido a los otros cuatro). Como arte mental que es, la Alquimia parte de la Mens, viendo su receptáculo en la Prima Mater, y su actividad en el Éter universal contenido también en esta Primera Materia. Y este Éter o Quintaesencia no es más que la fuerza vital que se distribuye en lo físico por medio del aire. Y siendo así, es uno de los medios de propagación de la Virtud de la Mens en lo material.
Para lograr la transmutación en todos los niveles, el Alquimista debe familiarizarse con esta Quintaesencia, y debe "liberarla" de la materia densa de este nivel. Pero aunque esto puede ser una tarea bastante laboriosa y difícil en ocasiones, trae grandes recompensas, ya que una vez que el practicante ha liberado esta condición espiritualizada que, en sí misma, es la forma más sutil de la materia, puede tomar el control de las manifestaciones más densas que aparecen ante su vista física. Y entonces, habiendo vislumbrado la forma real (esencia) de ese objeto físico que tiene ante la vista, puede transformarlo hasta llevarlo a la perfección última de su arquetipo; aunque esto también puede hacerse a la inversa: el Alquimista puede manifestar físicamente un objeto a partir de la substancia sutil que lo conforma (densificando y bajando la vibración de su forma arquetípica condensada en el éter), o desmaterializar otro objeto en este nivel, haciéndolo desaparecer de la vista común, literalmente hablando. Hablaré de estos fenómenos más adelante.
Tomando en cuenta que lo esencial aquí es reconocer, utilizar, comunicarse con el éter y servirse de él, llegando eventualmente a unirse con su esencia más elevada, el camino es en dos direcciones: Una vez que el Alquimista ha liberado la Quintaesencia de una substancia, debe transformar y moldear esta quintaesencia para servirse de ella y efectuar los cambios en la substancia que le ocupa. Y para lograr esto, el practicante debe manifestar los poderes de su propia esencia, cosa que sólo puede hacer una vez que ha despertado en los dominios de su propia Alma, lo que quiere decir que se ha hecho consciente de que su Alma es él mismo (que ambos son Uno) y no algo separado, o una posesión que ha adquirido en alguna lejana fase de la existencia. Si comprende esto, podrá tener acceso al archivo inmenso del Alma del Mundo, y logrando esta conexión, consigue desplegar con éxito tangible muchas de las posibilidades del ser.
Desde el momento en que el practicante es consciente de esta unidad del Alma, puede lograr la expansión de su propio vehículo etérico hasta alinearlo con el flujo constante de Vida universal, convirtiéndolo de esta manera en un vehículo completamente transparente a la fuerza vital que desciende como Rocío del Cielo. Después, sólo tiene que fijar este Aurum Potabile (Oro potable, luz potable) en sus vehículos para lograr la canalización del aspecto Vida del Ser y lograr influir sobre los demás seres que comparten esta fuerza vital. Y todo esto sólo es el paso preparatorio para encontrarse con la esencia vital que subyace tras todo fenómeno y de la cual consisten y están conformadas todas las substancias y las manifestaciones...Pero no se podrá llegar a esto si el practicante no sabe cómo conectarse con el éter universal e ignora cómo convertirse en su vehículo. Esto se logra con una relativa maestría sobre el vehículo etérico (cuerpo etérico o sutil), que es el "traje más refinado del Alma" y el molde (y modelo) original del cuerpo físico. El practicante que logra esto, adquiere determinadas facultades que le serán cruciales para lograr avances significativos en la Gran Obra y conseguir, al final, la culminación de la misma, que es el logro de la Piedra Filosofal. Estas facultades o poderes son:
-Vera Imaginatio. Imaginación Real o Verdadera (también llamada imaginación activa), la cual comprende la llamada "segunda vista o vista sutil".
-Meditatio. Facultad meditativa (diálogo creador, mediador, en su sentido hermético)
-Aurea Apprehensio. Comprensión Aurea (percibir, comprender y sondear con la luz de la conciencia una cosa en todos sus aspectos, como por ejemplo entender todas las acepciones y significados de una palabra al examinarlos simultáneamente. Comprender la esencia de una cosa con todo y sus accidentes). Al final de la Gran Obra, esta comprensión se refiere a que se ha logrado manifestar la conciencia solar de la Omnipresencia, el aurum philosophicum (oro filosófico).
-Proyección de la Voluntad (del Alma); y esta Voluntad es el legendario Alkahest, el disolvente universal.
-Intuición e Inspiración (los cuales, como ya hemos dicho, son el Hilo de Oro de Ariadna)
-Poder de Creación (materialización, aportación, precipitación). Aquí se incluye la creación de sirvientes (flagae, familiares, etc.) y elementales artificiales* (como son el golem, el humunculus..., entre otros servidores de toda clase, estudiados a partir de la comprensión del método que se sigue en su creación y la habilidad del practicante)
-Facultad para concebir una correcta Intención, entendida en el sentido hermético.
-Facultad para dirigir, establecer y fijar el Enfoque (el desarrollo y perfeccionamiento de estas técnicas culmina en el logro de la concentración y de la fijación de la conciencia en determinado estado del ser, lo cual facilita bastante la simple concentración sostenida por largos lapsos de tiempo). Una de sus ramas consiste en los cambios de nivel de percepción que se dan según se alcanzan los llamados "estados alterados de conciencia".
-Las facultades del pensamiento y de la mente (proyección, reflexión, especulación, visualización...entendidas en su sentido hermético)
- Las facultades incluídas dentro de la PK (psicokinesis) mayormente, aunque también se dan casos de ESP (percepción extrasensorial), pero los poderes que el alquimista desarrolla dentro de este campo son los activos, más que los pasivos.
-Control sobre la Fuerza y Esencia Vital, sus vehículos en los distintos niveles y sus manifestaciones. Aquí se engloba el control sobre las fuerzas naturales (electromagnetismo, gravedad, etc.), las energías elementales (los cuatro elementos) y su razón de ser, la Primera Materia. En los niveles físicos, esto resulta en el control de la energía y la materia, tanto en el microcosmos (el propio alquimista y los seres individuales sobre los cuales puede influir) como en el macrocosmos (la naturaleza y todos los niveles de realidad que rodean al practicante)
-Desdoblamiento y despliegue voluntario.
-Poder sobre la Palabra, Verbo, Logos.
-Resurrectio. La Resurreción. Esta facultad sonará descabellada, pero es muy rara, puesto que se requiere de un gran dominio sobre la mente y las fuerzas de la naturaleza, además de una energía inagotable y una voluntad superpoderosa, sin mencionar que sólo se da con éxito bajo determinadas condiciones y cumpliendo determinados requerimientos que abarcan lo que ocurre en los niveles del ser superiores a éste. En toda la historia, raro ha sido el Alquimista que ha contado con la autoridad para influir sobre todos los niveles del ser de forma simultánea. Una forma más común de esta práctica es la palingenesis, que consiste en reavivar un ser a partir de sus propias cenizas.
-Y por último, la más popular de todas (aunque no siempre bien entendida en su alcance real): la Transmutación, que comprende la permutación, transfiguración, transformación y la no tan usual--y casi relegada al olvido--transmorfidicación.


Aquí podemos decir que el trabajo cooperativo y la unión entre uno o más de estos poderes (scaiolae), junto con las facultades y virtudes que manifiestan en el practicante, es lo que permite realizar las prácticas alquímicas, y obtener los debidos resultados. En un sentido elevado, la realización de estos experimentos y, sobre todo, los resultados observables que se obtienen de ellos (y que muchas veces verifican satisfactoriamente las teorías del Arte, más allá de las expectativas) son los medios más eficientes para demostrar tangiblemente que el Arte hermético consiste, principalmente, en desplegar las posibilidades del Ser y manifestarlas actualmente en el nivel inmediato de realidad.
Y ya que hablamos del dominio de la naturaleza verificado y realizado por el practicante de Alquimia quien, llegado a este grado, muchas veces es denominado el demiurgo de la Creación, co-creador con el Inefable, en el próximo apartado hablaré más extensamente sobre estos poderes y sobre la forma en que son puestos en acción para lograr resultados verificables en las prácticas alquímicas, que muchas veces, a pesar de ser fenómenos observables, terminan pareciendo hechos pertenecientes al terreno de lo milagroso.


*formados por medio del arte.

LVX vobiscum

Leks Emrys (DarkAlchemist)


martes, septiembre 05, 2006

Azufre, Mercurio y Sal


TRIA PRINCIPIA (LOS TRES PRINCIPIOS).
Con respecto a los elementos en relación con los tres principios, Sendivogius dice: "Los tres principios surgen de los cuatro elementos de la siguiente manera: la naturaleza, cuya fuerza reside en la subordinación a la Voluntad de Dios, fijó al principio que los cuatro elementos debían actuar continuamente entre ellos; por tanto, en cumplimiento de tal orden, el fuego empezó a actuar sobre el aire y produjo azufre; el aire actuó sobre el agua y produjo mercurio; el agua, mediante su actuación sobre la tierra, produjo sal. Solamente la tierra, que no tiene nada más sobre lo que actuar, no produjo nada, pero se convirtió en la nodriza o en la matriz de estos tres principios". Por eso Hermes dice: "La tierra es la madre de los elementos; de ella proceden y a ella vuelven".

*NOTA: Aquí hay que considerar el nivel de significado y el aspecto, junto con el contexto, que se trata al mencionar estos tres principios, que no se refieren de ninguna manera a las substancias químicas que conocemos, sino a cualidades (caraterísticas) presentes en toda materia. Así, hay que tomar en cuenta, por ejemplo, que el azufre debe considerarse en un contexto cuando un alquimista dice algo como: "el Azufre de los Sabios", en otro cuando dice: "nuestro azufre" (se refiere al azufre transformado por métodos artificiales, o sea perfeccionados por medio del arte), y en otro contexto más cuando señala: "el Azufre de los Filósofos". Aquí se refiere a la jerarquía iniciática e, implícitamente y bajo el velo de la metáfora, a los niveles de significado de los que ya hemos hablado antes.
Ahora, generalizando un poco, hablaremos de los Tres Principios como se entienden en la Gran Obra:

AZUFRE.


"El Oro es la Imagen del Sol, y el Sol es la imagen de Dios"--Syrgenus

"El Sol interior tiene hambre del Sol exterior"--Jakob Böehme


Los Filósofos dicen que dentro del Oro alquímico, yace este principio fundamental: sulphur, el azufre. Y el azufre es de dos clases, de doble naturaleza. El azufre blanco es la esencia vital en el hombre, la chispa divina que vivifica al Alma; es la latens deitas, la divinidad latente, como le llamaba Santo Tomás de Aquino (que además de ser un Filósofo consumado en la Filosofía mundana, también lo era en la Filosofía Divina). Es el oculto potencial del Inefable manifiesto en el hombre, el "Dios Interior", como lo han nombrado muchos de la tradición occidental; es la Piedra Filosofal latente que debe ser manifestada de forma potencial, en toda su plenitud (pleroma). Ahí, en el oculto templo del Alma, en lo profundo de la "Cueva del Corazón", arde el fuego que nadie puede consumir, el Fuego inmutable en el que Dios arde en divino Amor. Ahí, en medio del lugar donde se escucha la Voz del Silencio, arde la Luz Interna en medio de la obscuridad, la Inmanencia divina, el Sol interno. Esto último, precisamente, es la razón de que a la Alquimia se le llame: "Obra del Sol" en la Tabla de Esmeralda.
Por otra parte, el azufre impuro, llamado también azufre rojo, es el ignis gehennalis--el fuego del infierno--que yace en el centro de la materia. Es el oculto azufre, el fuego secreto que dota de vida a todo lo que se manifiesta en una forma definida. Es la electricidad cósmica, el principio universal de la vida, la energía consciente que toma la forma de todas las cosas y las construye desde adentro. También, en el nivel psíquico, es el ego, el centro de la conciencia donde se comprimen y concentran todos los defectos psicológicos y muchos complejos que son los resultados de la construcción imperfecta y al azar de la personalidad, la cual recibe impresiones del ambiente y de la sociedad, que no siempre son para su bien y para su evolución. Pero desde luego que el ego no es malo del todo: el que esté caído no indica que sea maligno (moralmente hablando), y el que esos complejos estén ocultos en la obscuridad, porque han sido negados por la conciencia, no implica que sean malos, aunque sean corruptos (impuros). Lucifer es el ángel caído, pero conserva el recuerdo de su Gloria (Luz) perdida, y los demonios en sí mismos conservan el recuerdo latente de su dicha cuando fueron ángeles de luz. "Hasta en la obscuridad brilla la Luz", y el logro de purificar el azufre impuro es haber descubierto esta luz y haberla manifestado potencial y actualmente (como acto).
Entonces, el azufre blanco es el azufre rojo purificado, al final de la Gran Obra, cuando el ego se convierte en el fiel siervo (imagen perfecta) del Yo Soy, que es el Rey por derecho. Entonces, el Santo será restaurado a su Trono, y el dictador (el ego) será derrocado al fin, cediendo su lugar como soberano al Rey legítimo. La chispa de fuego al fin se encontrará a sí misma en el Gran Fuego, y la gota de agua se reconocerá a sí misma en el océano, tal y como al principio ella reconoció al océano en ella misma. El ser se reconocerá como el SER.
En suma, el Azufre es el omnipresente espíritu de la vida (spiritus mundi), reconocido primero en su forma bruta, y sublimado posteriormente.

SAL.

"Vosotros sois la Sal de la Tierra...y si la Sal perdiere su sazón, ¿quién la sazonará?"--Yeshua ben Josef, verbum magistri.

"Quien conoce la Sal y su solución conoce el oculto Secreto de los antiguos Sabios. Dirige, pues, tu mente a la sal, ya que en ella, que es Una (parte del Uno, de la Mens, del Espíritu), está la ciencia y los principales y más ocultos secretos de todos los antiguos Filósofos"--Rosarium Philosophorum.


Heinrich Khunrath dice que la sal no es sólo el centro físico de la tierra, sino que además es, al mismo tiempo, la sal sapientiae, de la que sostiene que es un secreto tan importante el que oculta, que por eso el operador debe fijar su atención en esa sal, y mantener su enfoque en ella, como centro del impulso de lo que luego habrá de manifestarse. "Por eso, pon tu ánimo, sentido, razón y pensamientos solamente en esa sal", dice.
Entonces, damos una explicación más clara: La Sal, en su forma bruta, es la substancia que cristaliza la energía en los cuerpos, condensándola para que algo pueda manifestarse como un agregado de moléculas, conformando así una forma "física"; esto es, tangible en un nivel más o menos concreto. Así, en otro aspecto más elevado, además de ser la forma cristalina o la energía cristalizada, la Sal también es símbolo de Sabiduría y conocimiento (sobre todo, conocimiento de uno mismo, o sea lo que se ha venido llamado Conciencia). Y como esta conciencia, obviamente, es la conciencia de uno mismo (del Ser o Sí mismo, como Jung le llamó), a Cristo (como cuando se habla de la conciencia crística, de la conciencia de unidad universal a la que la Sabiduría que todo lo sondea nos permite llegar) se le ha llamado simbólicamente la Sal de la Sabiduría. "La Sabiduría se gesta en el Silencio; y ésta, a su vez, gesta el Amor", ha dicho Hermes en el Corpus, y también: "Te doy Amor, en el cual está contenido el súmmum de la Sabiduría". Aquí cabe señalar que cuando los Alquimistas hablan de Amor, Fe, Gracia, Verdad, Virtud, Voluntad...y otras cualidades semejantes o virtudes, se refieren a substancias muy reales. Hay que saber que el mundo de Abajo es un reflejo del mundo de Arriba, y siendo así, ocurre algo muy similar a lo que sucede con la imagen reflejada en un espejo y con el reflejo de ésta: el reflejo describe a la imagen de forma invertida. Usando el principio hermético de correspondencia, eso pasa en la Creación: lo que en un mundo es tangible, concreto, en el otro es abstracto y viceversa. Así, en este mundo físico, las cualidades y virtudes pueden ser consideradas como algo abstracto...algo que apenas puede considerarse con ayuda de la más alta elevación del Alma durante los arrebatos de la Imaginación. Pero en los mundos superiores, son substancias muy reales y tangibles: casi "físicas", podríamos decir. Así, lo que la gente en su mayoría cree que es algo abstracto, en realidad es una fuerza operante en el cosmos que puede ser usada. Más adelante hablaremos de esto con mayor claridad.
Regresando a lo que ahora nos ocupa, debemos señalar que al principio de la Gran Obra, la Sal es llamada impura. En este punto, se refiere a la tierra (lo sólido y físico), al cuerpo y a la conciencia o forma de ser, actuar y reaccionar que la mayoría de las personas manifiestan en su vida diaria. Entonces, la sal impura tiene que ser disuelta para que sus propiedades originales puedan ser liberadas; cuando esto se ha logrado, se dice que la sal ha sido purificada. La Sal de los Filósofos también es un símbolo del Segundo nivel de la Obra, conocido como Albedo (la Obra en Blanco). Durante este nivel, la Sal emerge en su forma pura, y es fijada o cristalizada en una Sal pura. Así, la Sabiduría, anunciada por la Aurora (hora dorada, aurea hora), se anuncia a sí misma al amanecer, en la claridad del alba. Hablaré de Sophía (la Diosa de la Sabiduría, que es el arquetipo del Alma racional), del Albedo (segundo nivel de la Obra) y de las cualidades del Alma en su triple constitución, más adelante.
Finalizando, como símbolo de la Sabiduría, la Sal es el aliento de la energía divina. Y esta Sabiduría vivifica el fuego que da energía a toda la naturaleza. Es este fuego el que controla la vida, el movimiento, la energía, el curso de los cielos (esferas) y los planetas. Paracelso le llamó a este fuego "lumen naturae", la luz de la naturaleza, que es el Anima Mundi, el Alma del Mundo. Heinrich Khunrath dice al respecto: "Esta Luz es la verdadera luz de la naturaleza, que ilumina a todos los Filósofos amados por Dios que vienen a este mundo. Esa Luz está en el mundo y por obra suya todo el edificio del mundo se hace exquisito y hermoso, y también se mantiene natural, por la luz, hasta el último y gran Día del Señor; pero el mundo no lo reconoce: y esto se ve ante todo en la grande y católica piedra de los Sabios que todo el mundo tiene ante sus ojos y que sin embargo nadie conoce." Con respecto a esto, cabe señalar que en muchos textos alquímicos, la Sal es representada como una piedra cúbica, y es esta piedra sobre la cual ha de edificarse todo el Templo de la Sabiduría Divina. En las escrituras, el Gran Maestro Alquimista, arquetipo de los Sabios de occidente, dice: "¿No habéis leído nunca aquello de la Escritura? «La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esa la ha puesto el Señor: ¡Qué maravilla para nosotros!»
Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos. Además, el que caiga sobre esa piedra se estrellará y si ella cae sobre alguno, lo hará trizas."
Y esta piedra es precisamente la Piedra Filosofal. "Y la Piedra es el Cristo". Por eso Pedro les habla a los fieles de la Iglesia, refiriéndose a Cristo como Piedra Viviente, desechada por los hombres. Más adelante hablaré de la relación entre los arquetipos del Ser (Buddha, Cristo, Krishna, etc) y la Piedra Filosofal, además de lo que tiene que ver la verdadera religión con las instuticiones religiosas--y también de lo que NO tiene que ver.


MERCURIO.

<<- ¿Quién eres que me bendices con la vida?
A lo que respondió Lucifer:
- Soy el Portador de la Luz, la conciencia que se manifiesta bajo forma humana. Soy la fuerza que se esconde tras cada ser, cada hombre y mujer, cada bestia y cosa.
Y apenas hubo terminado de hablar, se puso de pie y emprendió su camino.
- ¿A dónde vas hombre extraño? - lo detuvo el guerrero - ¿Cuándo podré escuchar de tu singular sabiduría otra vez?
- Mi sabiduría vive en ti, es tu propio ser. Si te escucharas a ti mismo, no necesitarías de mis palabras.>>--tomado de "Las enseñanzas de Lucifer" de Friedrich von Licht.


Ahora entramos a la cámara secreta de la sabiduría antigua. Este es el principio que encierra en sí mismo la unidad de los otros dos; el fuego que da vida a los demás fuegos que operan a lo largo de la Obra. Aquellos que saben escuchar, continúen leyendo, pero aquellos que prefieren seguir creyendo en fábulas, tomándolas literalmente y al pie de la letra, será mejor que lean otro artículo, a menos claro que deseen comprender lo que encierran esas fábulas que atesoran con tanto ahínco.
Los Filósofos dicen que el mercurio es el azufre blanco de los Sabios; pero también se refieren a Lucifer como el aspecto "caído" del mercurio; esto es, oculto en medio de la obscuridad y de las profundidades de la materia. Aquí hay que tener en cuenta que en el cosmos, tal cosa denominada "mal" no existe, y por consiguiente las personificaciones del mal, menos. En el cosmos, la obscuridad es la que engendra la Luz (en otras palabras más claras: la obscuridad es la luz latente, inmanifiesta todavía); es del Caos primordial de donde surgió todo lo creado, y la Luz Absoluta es la Obscuridad Tres Veces Radiante de la Nada (Ain, el Vacío). Incluso en el mundo físico, lo que vemos como obscuridad no es más que una luz que está en una frecuencia más elevada que aquellas que podemos percibir naturalmente (y los que han visto en el esquema del espectro electromagnético el rango de frecuencias visibles por el ojo humano, verán lo limitado que es, pues está justo en medio del espectro). Así, usando el principio hermético de correspondencia nuevamente, comprobamos que sea en un plano o en otro de la existencia, la luz siempre se manifiesta en distintos niveles de vibración, y nuestro vehículo de consciencia en turno, que es el que nos permite experimentar la realidad en cada uno de los mundos y planos, debe ajustarse a esa vibración para que pueda percibir la luz en cuestión y todo aquellos objetos que esta luz da a conocer a la conciencia (hablaré del simbolismo de la luz, de la conciencia, de los objetos y de la Alquimia Mágica--que se ocupa de esto--más adelante). La Luz Absoluta se vislumbra como obscuridad porque su vibración está más allá de las frecuencias de la luz espiritual, incluso; por eso, hasta los ángeles más elevados la perciben como obscuridad (y según los Filósofos, sólo el Inefable puede contemplar esta luz, porque todo el que la contempla muere--hablaremos de este simbolismo posteriormente). Es una Luz que sólo el octavo de los Elohim ha visto; y precisamente el hecho de que éste (que es el mayor de los Dioses y el primer inmortal creado y surgido del Caos) haya logrado vislumbrarla, le ha dado el epíteto de "Dios Ciego" para la posteridad. Sammael (que nada tiene que ver con Satán, aunque muchos digan lo contrario), con todo derecho ha sido nombrado: "Aquél que ve la Luz de Dios" (que es el significado real de su Nombre) porque aquel que contempla esa Luz muere para sí mismo, como conciencia, ser o entidad separada, y desde ese momento sólo contempla esa luz en todo y en todos, siendo él mismo parte de la luz, que entonces se proyecta desde su misma conciencia, fluyendo desde su interior como la fuente de la vida que fluye del corazón. Y esta Luz, la Lux Obscura, como también ha sido llamada, es la forma del mercurio sublimado y exaltado hasta su punto más alto; es el vehículo de la Mens divina (Mente superior, Espíritu, Conciencia--en el sentido hermético) y, como el aire en el mundo físico, el medio de propagación universal.
Se habla de Lucifer, cuyo nombre significa "Portador de Luz" en lenguas semíticas, y "Portador de la Flama Obscura" en la Lengua Sagrada Y este Lucifer era, en la mitología de la antigüedad, un ser de luz; en la antigua persia era equiparado con Ormudz, Señor de la Sabiduría y Dios del Bien y de la Luz...hasta que el fraile Hyeronimus malinterpretó un versículo de Isaías, donde el profeta denuncia la iniquidad de un pecador rey de Babilonia: "¿Cómo has caído del cielo, lucero de la aurora, y estás derrumbado por tierra, conquistador de las naciones?". Desde entonces, se consideró a Lucifer el mismo dragón del cielo que es precipitado junto con sus ángeles por el arcángel Miguel durante la gran batalla en los cielos, según narra el apocalipsis (apocalipsis significa "revelación de la verdad", y no destrucción). Y con esta interpretación, todo entró en confusión para las mentes de los hombres.
En Alquimia, Lucifer es asociado a los metales impuros, contaminados por el azufre bruto, lo que significa que el ser de luz dentro de nosotros está contaminado por lo que se llama basura psicológica, que es lo que los alquimistas llaman superfluidades, escorias, desperdicios, causadas por el mismo hombre. Mercurio y Lucifer son uno y el mismo. Le llamamos mercurio cuando es puro, cuando es el azufre blanco, el fuego del cielo. Como "spiritus" da la vida, y como "spiritus sapiens" enseña la Gran Obra al Alquimista. Entonces, Lucifer es el mercurio impuro; Lucifer es la estrella de la mañana caída del cielo dorado. Descendió a la tierra y ahora está presente en todos los humanos en forma de mercurio mezclado con elementos impuros. Se disolvió en azufre y sal y está "atado" y obscurecido por el lodo negro. Es la conciencia del Yo caída en la conciencia del ego, pero presente en ella, aunque oculta, sin embargo. Lucifer representa nuestra conciencia de día a día; todos aquellos complejos, tanto psicológicos como traumas de otra clase, con los que hemos nublado nuestra conciencia pura, el Mercurio. Las impurezas presentes no permiten que la luz se filtre bien y entonces se distorsiona, presentando ante nuestra conciencia la ilusión que los alquimistas llaman "azufre rojo". Y es una ilusión porque nosotros somos los que hemos creado las impurezas, y entonces el Lucifer, equiparado a la imagen popular del diablo, no puede existir por sí mismo sin el mercurio, ya que no es más que una imagen distorsionada de este mercurio. Entonces este azufre rojo es el velo que nos impide ver con claridad la Luz de la Verdad que brilla detrás de las apariencias, el impulso divino detrás de la manifestación obscurecida, la Luz pura que brilla en la aparente obscuridad, el Bien que está detrás del aparente mal...todo implícito en la Realidad Absoluta, donde sólo el Bien y la Verdad existen. La Luz Eterna es la Gloria Radiante que brota del Rostro del Inefable. Los Alquimistas dicen que toda manifestación es un templo luminoso de Dios porque todo está iluminado por esa luz, que es lo que llamaron Primera Materia (Prima Mater universalis). Por ello, también dicen que el mercurio es "el espíritu de la verdad oculto en la tierra". Y el espíritu descendió a las profundidades de la materia para iluminarla desde adentro y que ésta deviniera en su imagen y semejanza. Por eso, el mercurio es el fuego que actúa de forma invisible y secreta, perfeccionando la materia gradualmente. Es el espíritu del hombre descendiendo a las profundidades del ego para trabajar con los aspectos obscurecidos, corruptos y no regenerados de la personalidad; así, siendo el fuego que quema los aspectos inferiores del ser para purificarlos y transmutarlos (transformarlos en uno de sus aspectos más elevados), es llamado el fuego consumidor y el fuego que purga. Mercurio es el principio y el final de la Obra, empezando como Prima Materia, que es el Azoth de los Sabios, y terminando como Piedra Filosofal, como el oro filosófico.

Saludos a todos,

Leks Emrys (DarkAlchemist)


lunes, septiembre 04, 2006

Lo que busca un Alquimista I.


La pregunta de los Guardianes de Sabiduría.
Antes hemos hablado muy claramente del objetivo principal de la Alquimia, aunque ahora podemos reflexionar acerca de él con mayor holgura. La mayoría de los estudiosos ha olvidado los secretos que escondían los jeroglíficos egipcios, así como su interpretación multinivel. Lo mismo ha pasado con los jeroglíficos alquímicos...En la actualidad, rara es la persona (y casi siempre lo hace por inspiración divina) que puede entender el lenguaje obscuro de los textos y tratados de los Alquimistas. Si llegáramos a preguntarle a uno de ellos qué es--en realidad--el Oro (Aquello que se esconde tras el símbolo del Oro que los Alquimistas buscaban; ese ORO que NO es el oro vulgar, ya que aurum nostrum non est aurum vulgi), el interpelado diría: "¿Sabes tú decirme quién eres? Obviamente no lo sabes, porque si lo supieras no me estarías preguntando qué es el Oro Alquímico". Y precisamente esta es la pregunta de los antiguos Guardianes de Sabiduría (llamados Dragones): "¿Quién eres TÚ?" ¿Sabes quién eres en Realidad?. Para responder a esto, los Sabios nos dan una pista para no incurrir en equivocaciones: Lo que fuiste es lo que eres, podrás ser y serás, ya que el Ser no deja de ser, porque si dejara de ser estaría en contra de su misma cualidad de ser. Y esto puede sonar absurdo, pero así ES. Así que no puedes responder mencionando un título, ya que el título es algo que adquiriste, y siendo así, entonces no lo has tenido siempre. Tus posesiones no te hacen ser. Todo lo que posees o puedas llegar a poseer es tuyo y será tuyo, de tu propiedad, pero nunca será TÚ. Incluso si me respondieras con tu nombre, te diré que el nombre es una parte de ti, un atributo que guarda, por decirlo así, una característica tuya, pero tú no eres tu nombre. Tu Nombre sólo llegaría a ser depositario, portador de tu esencia, cuando tú llegaras a descubrir Quién Eres, Lo que Eres. Mientras tanto, sólo es una posesión más. Bueno... diremos que la respuesta a la pregunta de los Guardianes es el Pronunciamiento del Ser. Y aquí es donde empieza la razón de nuestra Filosofía. Hay que resolver esta "ecuación". El Ser es igual a...¿qué? Y de ahí partir para descubrir de qué estamos hablando. Partiendo de lo particular a lo general, y luego de lo relativo a lo Absoluto, ¿qué te hace ser? Así, si resuelves esta interrogante, podrás responder todas aquellas que se deriven de ella o que tengan relación con ella. Y definitivamente, en ontología, el Ser está casi siempre ligado a la existencia.Una clave: Si TÚ= lo que te hace ser en el nivel Absoluto...entonces, ¿qué eres tú? ¿quién eres tú? Sólo sabiendo la respuesta a esta pregunta podrás responder (con el simple hecho de ajustar lo absoluto a lo relativo) las que se deriven, como son: ¿Qué hago aquí? ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es mi misión? ¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo esperar? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? entre otras. Entonces, habiendo llegado a este punto, ¿qué te hace ser? Lo material NO te hace ser, eso hay que aclararlo.
El estado de conciencia es el que cambia, el enfoque, el nivel de percepción de la realidad, pues la Realidad es una, la Conciencia es una..."Una sola cosa y una sola materia...es lo necesario en el Arte". Nuestra Materia es una, y con esta sola cosa basta para lograr la Obra, dicen los Filósofos. Entonces, esta cosa única, de la que Hermes habla en su Tabla Esmeralda, sólo puede ser conocida si primero la reconoces en tu interior, ya que quien no reconoce las cosas en su interior no puede reconocerlas en el exterior posteriormente. Es algo parecido a lo que pasa en los estratos (niveles) inferiores del plano astral, que para la mayoría son obscuros y negativos: Quien tiene la luz en su interior, habiendo encontrado, implícitamente, la Fuente de su luz interna, puede ver la luz presente en el exterior que le rodea, ya que para ver la luz del exterior sólo necesita proyectar su propia luz interior para que ésta haga manifiesta la luz oculta en la aparente obscuridad. Y una vez que esta luz interna entre en contacto con la luz latente (velada) en la obscuridad, ésta última se hará manifiesta. Por ello Jakob Boëhme, un Alquimista místico, decía: "El Sol interior tiene hambre del Sol exterior". Esta cosa única está presente en todo. Y para dar una idea de qué se trata esto, utilizaré un símil que puede entenderse en varios niveles, con sólo ajustar el enfoque: La diferencia entre el carbón y el diamante sólo descansa en el arreglo molecular de ambos, pues los dos están conformados por la misma substancia: el carbono. Así, la diferencia entre dos cosas de la misma clase, sólo está en el grado, como señala el Kybalión. Herméticamente se dice que el diamante ha alcanzado un nivel de vibración más alto que el carbón. Así, químicamente se dice que diamante y carbón son formas alotrópicas del carbono. Extrapolando, lo mismo se dice del oro con respecto al plomo en el reino mineral. El plomo ciertamente es muy denso, una de las substancias más densas del planeta; de ahí que fuera usado por los Alquimistas como figura para simbolizar el estado de conciencia más bajo (de menor vibración). Y el oro, como símbolo terrestre del Sol, que es el Arquetipo de la Fuente de Vida (en todos los niveles del ser), de Luz (entendida también como Conciencia) y de Calor (tanto en sentido físico como metafísico), es el símbolo de la Perfección, puesto que este es un metal noble, de alta vibración. Y para los antiguos era la epítome de la perfección a la que podían aspirar--y llegar--los metales imperfectos o vulgares. En el oro, los rayos solares parecen haberse condensado, así como en el plomo las energías densas de la tierra parecieran estar todas presentes. Esto es sólo cuestión de apreciación. Porque el plomo en realidad está soñando que es plomo, cuando en realidad es ORO. Y en lo profundo, inconscientemente, sabe que ya es ORO y por eso muchas veces se conforma con saber eso, pero no se atreve a manifestarlo potencialmente, a realizarlo (hacerlo real) concretamente; no se atreve a transformarse en oro conscientemente...porque, quizás, no sabe lo que implica el SER ORO, o piensa que no tiene la fuerza suficiente como para asumir la responsabilidad de llegar a SER Él Mismo, o sea el ORO...Conoce la vida como plomo (según el plomo entiende la vida) y duramente ha aprendido, tras sucesivas etapas de error-aprendizaje, cómo enfrentarla siendo plomo. Pero no sabe qué pasaría si siendo oro tratara de enfrentarla de la misma manera. Esto último, especialmente, no sirve como justificación, puesto que cuando el plomo haya llegado al nivel del oro, todo en su estructura habrá cambiado, adaptándose a su nuevo nivel. Aquí, al dar las "justificaciones" del plomo, me refiero concretamente a las justificaciones que da el hombre de hoy en día. El ser uno mismo implica una gran responsabilidad que llega a ser asumida, y nadie dice que el asumirla es algo fácil, pero al final la recompensa siempre se hace presente...y muchas veces, antes de llegar al final, en realidad. El peor error de las personas es esconderse y justificarse en su autolimitación y autocompasión, diciéndose a sí mismas y a los demás: "es que no puedo", "es que no lo merezco", "es que alguien como yo no podría hacerlo", "es que no es posible", etc etc...En realidad la persona que dice cosas semejantes alberga un temor inconsciente de enfrentarse a retos y a cambios radicales que alteren por completo su estabilidad y la estructura de vida que ha venido llevando y a la cual, de forma conformista, dice estar acostumbrada. El plomo es aquí un símbolo de la personalidad* imperfecta, que se ha formado al azar, según la crianza, el entorno social, las impresines que recibe día a día, y las experiencias que ha venido experimentando o asimilando, sean éstas buenas o malas (y no todas son motivadoras para su evolucion). El molde, como podemos notar, es imperfecto. Y ciertamente no siempre es fácil empezar corrigiendo el molde, pero lo que sí podemos empezar a corregir de inmediato es nuestra forma de reaccionar ante todo, ante las circunstancias, y nuestra forma de procesar información y asimilar experiencias. La elección es sólo nuestra y de nadie más. Realmente el ser uno mismo es difícil, y se requiere valor para comenzar a ser uno mismo, pero se puede, es posible. Romper con todas las barreras de la mente, los agregados psíquicos (también llamados basura psicológica), las autolimitaciones, los miedos, las ansiedades, los complejos...es difícil en un principio, mientras los fundamentos viejos e inservibles, anticuados, se van removiendo; pero una vez que lo hacen, lo nuevo comienza a asentarse para dar las bases firmes y sólidas sobre las que posteriormente descansará una plenitud consciente. Y esto, en todos los niveles. El Oro es el SER liberado, manifiesto en potencia, señor de su realidad; es el ser libre, en estado de plenitud, consciente de que es la fuente de su propio bienestar. Sabe Todo lo que Es, y se ve a sí mismo como ese Todo. Es una Piedra Viva asentada en la Verdad: una Piedra Filosofal luminosa, digna de ser presentada como don ante la Presencia del Dios de los Dioses, del cual ahora es una perfecta Imagen y Semejanza. Pero, ¿cómo llegar a este estado bendito del ORO? Yo te digo a ti que quieres y ansías el Poder (en todos sus aspectos y manifestaciones), a ti que tienes sed de Sabiduría, a ti que quieres ser presentado como un igual entre los Dioses, a ti que deseas Todo lo Bueno--y lo mejor del mundo--, a ti que buscas consuelo en la aflicción, a ti que necesitas algo externo a ti mismo para ser feliz....A ti que me has permitido estar presente ante tu conciencia, a ti que lees esto, que deseas, que esperas, que anhelas, que quieres, que osas...a ti que gestas tus sueños en el silencio y deseas verlos convertidos en realidades...A ti, hermano en la Obra, te digo: Asiéntate en la Verdad y que la Sabiduría sea tu roca firme, que tu piedra angular sea el Ser que descansa en ti mismo, aunque oculto de ti mismo...Repliégate en Su Templo, donde está presente la Luz que no admite obscuridad; donde se experimenta la Vida Eterna que no admite muerte; donde se contempla la Belleza que no conoce imperfección; donde se manifiesta el Bien que no conoce el mal; donde se contempla la Luz de la Verdad que no admite mentira ni falsedad; donde irradia la Luz de la Sabiduría que jamás se ve opacada por la ignorancia; donde descansa la Fe que no se ve turbada por la vacilación, la duda y la desconfianza; donde se asienta la Paz inmutable; donde se manifiesta el Amor que no admite discordia...donde brilla el SER siempre semejante a Sí Mismo y a nada más. ¡Ahí donde el Inefable se manifiesta en toda su Gloria y Majestad! Abre los ojos y mira el impulso divino detrás de la manifestación obscurecida. Contempla la obscuridad que brilla en la luz; reconócela, enfócate en ella y haz que se manifieste. Entonces, hermano, transmutarás tu realidad, y la recrearás bajo el modelo que tú quieres que sea; serás señor de tus circunstancias, y transformarás las adversidades en oportunidades..."Transmutarás tus errores en Verdad, tus sufrimientos en Libertad, tus ilusiones en Felicidad". Tus sueños devendrán realidades manifiestas tangiblemente. Serás el Templo, la Columna que se convertirá en la Piedra Angular, el morador que ofrece las ofrendas, la ofrenda misma y también Aquél que ahí es adorado por la Eternidad. Primero estarás presente, pero luego, simplemente, SERÁS.
*la palabra personalidad viene del latín persona, que significa máscara.

Que la Gracia del Inefable descienda siempre sobre tu Alma.

Leks Emrys (DarkAlchemist)